jueves, 19 de mayo de 2016

El Pionero Dr. Mularkey

El doctor Otto Mularkey es una entidad intachable en el Mundo Conocido.

Su trabajo sobre la radiación en los seres humanos, le ha permitido gozar de inmunidad y de un prestigio infinito. Gracias a él, existe una clasificación de tipos de bestias y situaciones de movilización de las mismas.

Solo hay tres tipos de criaturas que merodean en territorio salvaje.
  • Tipo 1: Humanoide. Formación osea y zonas capilares similares al de un ser humano promedio. Pueden ser hombres o mujeres. Tienen una altura average de 1,70cm.
  • Tipo 2: Aunque la mayoría tienen cuatro extremidades como cualquier ser humano, algunos tienen cola y otros hasta seis extremidades. Tienen mucho pelo, de contextura gruesa, en promedio miden 2,10 cm y la mayoría son hembras.
  • Tipo 3: Rara especie que supera los 10 metros de altura. Son generalmente madres que dan a luz muchas crías del tipo 1 o tipo 2. Se desconoce su origen.

Mularkey descubrió que las criaturas radioactivas de tipo 1 y 2 son realmente seres humanos que fueron afectados por la Gran Guerra del Siglo XXI, aquella en que las armas nucleares bañaron a muchas ciudades, extinguiendo a muchas de ellas.

Solo un grupo de afortunados pudo sobrevivir en búnkers, mientras que otros debieron luchar para mantenerse en la superficie. Esos sobrevivientes fueron afectados por la radioactividad, deformando sus cuerpos o sus genes, así nació una generación totalmente infectada por radioactividad, creando, prácticamente una raza humana diferente.

Mientras que los afortunados de los búnkers no fueron afectados en nada, excepto por las viejas costumbres que heredaron de la Edad Media, con la creación de castas de élite y privilegiados que se valieron de los más pobres para levantar las nuevas ciudades.

Mularkey fue uno de esos chicos pobres y huérfanos que trabajó de forma forzada para el beneficio de los más adinerados. Hasta que se hartó y escapó a la superficie, donde conoció por 100 días a las bestias radioactivas, sus hábitos, sus formas de reproducirse, sus costumbres. Aunque prefería vivir en territorio salvaje, notó que pudiera hacer una fortuna con sus nuevos conocimientos, además de la naturaleza violenta de estas criaturas impredecibles.

Así que volvió a donde estaban levantando una de las murallas y exigió una presentación delante de las castas. Más allá de sus palabras, impresionó con la presencia de tres criaturas encerradas en una jaula, que llevaba el joven Mularkey en una rústica carreta, halada por un caballo.

La presentación fue un éxito. A sangre fría, Mularkey diseccionó cada criatura y demostró como habían sido humanos antes, pero que sus cuerpos estaban profundamente afectados por la radiación. Mularkey tenía la fórmula para detenerlos rápidamente: cortándoles la cabeza.

Los privilegiados le dieron a Mularkey mucho dinero, una casa y una institución propia, como era el Laboratorio Mularkey, un centro donde lleva a cabo sus experimentos hasta la actualidad.

Poco a poco el apellido Mularkey impuso respeto, sobre todo cuando se hizo popular la Escala Mularkey, del 1 al 5, que aseguraba que tan agresivos estaban los monstruos en las afueras de las murallas, ya sea por hambre o por necesidad.

Lo cierto es que Mularkey aprovechó cada segundo de su creciente fama para llevar una vida de excesos. Drogas, prostitutas, grandes fiestas. Todo esto lo fue llevando en paralelo a su vida profesional como investigador biológico.

Mularkey se aprovecha del sistema y a sus 59 años, no está dispuesto a ceder ni un centímetro a alguien que se meta con su forma de vivir. Ni siquiera El Plomo.