El sol brilla tanto, que ninguna
nube le rodea. Los pájaros cantan y hacen del bosque un escenario
feliz. Excepto por los restos humanos que hay junto a un árbol.
Tripas, huesos y restos de piel
están sobre un charco de sangre. El rastro rojo sigue hacia las
infinidades del bosque.
Sweet Mercy tiene puesto sus
goggles, mira a su alrededor, no hay amenaza que capte su lente
inteligente. Se agacha junto a los restos. Se quita las gafas: este
rastro tiene que verlo con sus propios ojos.
La cazadora mete dos dedos en la
sangre. La huele. Está fresca aún. Quizás la víctima murió hace
dos días.
Un ruido la saca de su
concentración. Es un transporte de la ciudad ¿Quién pudiera estar
tan lejos de las murallas? Sweet Mercy sospecha que sea un cazador.
La bicicleta de cuatro gruesos
neumáticos, va en la misma dirección que el rastro de sangre. El
conductor tiene la cara tapada por un casco, pero el rifle en su
espalda revela su profesión. A Sweet Mercy no le gusta lo que ve.
La cazadora se oculta entre los
matorrales hasta estar segura de que el extraño no la vea. Con el
transporte lejos de ella, vuelve al rastro de sangre, que revisa
minuciosamente. Sweet Mercy prepara su arma. Tiene una criatura que
cazar.
Las ruinas del templo siempre
fueron un imán para las criaturas. Hace sombra, son sitios húmedos
y hay un tráfico constante de personas que salen o entran a la
ciudad. Perfecto para las bestias hambrientas.
Por ello, la hábil cazadora
instaló un sistema de trampas dispersas por las ruinas.
Sweet Mercy camina delante de los
ídolos en cemento, ya quebrados por el abandono. El rastro de sangre
se hace más fuerte. La cazadora pasa frente a una de las casas
abandonadas de los antiguos sacerdotes.
Un gruñido desgarrador le hace
acelerar el paso.
Ahí estaba, una criatura
atrapada por una de sus trampas favoritas: la trampa de oso. La
bestia tenia su pierna derecha parcialmente tomada por las garras del
artefacto.
Pero había un problema, el
extraño le estaba apuntando con su rifle de gran potencia. Estaba
cerca de quitarle la criatura y la posterior recompensa.
Sweet Mercy tiene que hacer algo
al respecto… y lo hará.
El Gurú
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