Parada obligatoria en el descanso
de la mayoría de los cazadores… y algunas cazadoras. El Palacio
del Placer se erigió a la misma velocidad con que se levantaron las
murallas de la ciudad. Aunque al principio era solo un bar que servía
las reservas de alcohol de un supermercado que había quedado en
escombros, pronto a Hank Agratica se le ocurrió contratar algunas
jovenes a que bailaran sobre la barra.
Entre ese primer grupo de
jovencitas, estaba Anais Simmons, de 17 años de edad. Huérfana a la
fuerza por un ataque repentino de criaturas en las afueras de la
ciudad, Anais no sabía como ganarse la vida, por lo que la oferta de
Hank parecía la mejor opción.
Anais mostraba su delgada figura
en un traje con poca tela. Sus pequeños senos apenas se cubrían
detrás de los sostenes y su grandes glúteos brillaban con fuerza
cuando sudaba. Una tanga mínima apenas le vestía de la cintura para
abajo.
El cabello largo, la piel morena
y su sonrisa pícara, fueron elementos que Anaís dominó para
llevarse muchas monedas de oro como propina. Pero Hank no dejaría
que esa flor creciese sin control.
Poco a poco fue subestimando sus
habilidades, no le permitía salir con clientes y le dio la facilidad
de vivir en el Palacio del Placer, pero sería la excusa perfecta
para secuestrarla.
Al terminar el turno nocturno, y
sin nadie en el local, Hank aprovechó la soledad para sodomizar a
Anaís. A la bailarina, pocas fuerzas le quedaban para luchar contra
este control inaudito.
Al cumplir los 19 años, Anaís
conoció a Francesc, un chico que trabajaba limpiando el depósito y
la parte de atrás del local. Hábilmente, iniciaron una relación
que Hank ignoró por meses.
Pero los rumores vuelan en la
ciudad amurallada, y el dueño del palacio, al enterarse de lo que le
estaba haciendo su favorita, decidió solucionar el asunto. Francesc
fue llevado a terrenos salvajes por los guardaespaldas de Hank, sin
nada con que defenderse de las criaturas.
Había Alarma 4 en la Escala de
Mularkey y Francesc, totalmente desnudo, fue descuartizado por cuatro
hambrientas criaturas, ante la sádica mirada de los guardaespaldas.
Anaís escuchó la noticia de los
propios guardaespaldas al jefe, y dominada por su ira, le partió una
botella a Hank en la cabeza, para luego acuchillar con el vidrio
repetivamente al hombre de negocios, que finalmente falleció.
Los guardaespaldas, congelados,
no tuvieron tiempo de reaccionar.
Así Anaís, les ordenó que
llevaran los restos del cuerpo de Hank a la basura y limpiaran la
sala, que el show estaba por comenzar.
Ese día, Anaís empezó a
llamarse Señora Minx, y sus compañeras bailarinas, pasaron de solo
entretener los ojos de los clientes, complacerlos carnalmente.
Este cambio de gerencia hizo que
más gente llegara a saciar sus vicios y las miradas se pusieran
sobre el Palacio del Placer.
Esa fue la época en que el
Ministerio de Defensa propagó la idea de entrenar y enviar cazadores
a los territorios salvajes. Así aparecieron los cazadores y la
mayoría coincidían en las instalaciones de la Señora Minx.
Leonardo Cubo